Gracias por guardarnos cada día bajo tus alas, protegiendo nuestra salida y nuestra entrada.
Gracias por la salud y cuidado que nos provees, tú eres nuestro Médico, y constantemente nos sanas física y emocionalmente.
Gracias por las oportunidades que nos das de servirte, de honrarte y de crecer en la fe, pues nos das tu Palabra y tu Espíritu Santo y nos permites ser parte de una comunidad que te ama.
Gracias por las pruebas que nos has dado, pues ellas han fortalecido nuestra fe, y han enriquecido nuestros lazos contigo y entre nosotros.
Gracias por la vida, Señor, gracias por darnos el privilegio de vivirla contigo.
Te amo mucho, Padre, y te doy gracias eternas.
Amén