A quién iré, sino a ti, Señor?
no permitas que me avergüencen.
Sálvame y rescátame,
porque tú haces lo que es correcto.
Inclina tu oído para escucharme
y ponme en libertad.
Sé tú mi roca de seguridad,
donde siempre pueda esconderme.
Da la orden de salvarme,
porque tú eres mi roca y mi fortaleza.
Dios mío, rescátame del poder de los perversos,
de las garras de los crueles opresores.
Oh Señor, solo tú eres mi esperanza;
en ti he confiado, oh Señor, desde mi niñez.
Así es, estás conmigo desde mi nacimiento;
me has cuidado desde el vientre de mi madre.
¡Con razón siempre te alabo!
Salmo 71:1-6