Señor Dios, líbrame de mis enemigos
¿Cuántas veces nos hemos sentido rodeados de dificultades, con adversarios que parecen multiplicarse a nuestro alrededor? En tiempos de adversidad, podemos confiar en que Él es nuestro escudo y nuestra fortaleza, nuestro refugio seguro en medio de la tormenta. Que en cada desafío que enfrentemos, podamos encontrar la paz que solo viene de confiar en el Señor.
Oración a Dios para que me libre de los enemigos
Amado Señor,
Tú sabes que en estos tiempos enfrento una multitud de desafíos y oposiciones. Son numerosos los que se levantan contra mí, los que dudan de tu intervención en mi vida, los que dicen que no seré salvado.
Pero en medio de esta adversidad, encuentro en ti mi refugio y mi fortaleza. Tú eres mi escudo protector, mi fuente de honor y renovación. Cuando clamo a ti en angustia, respondes desde lo más sagrado de tu presencia.
Aunque el peligro me rodee, encuentro consuelo en tu apoyo constante. En tu cuidado puedo descansar tranquilo y levantarme con renovadas fuerzas cada mañana.
No temo a las multitudes que se alzan en mi contra, porque sé que estás conmigo. Confío en que tú intervendrás en mi favor, golpeando a mis enemigos y frustrando los planes de los malvados.
Señor, te pido que actúes en mi favor, que me salves de mis adversarios. Que tu poder se manifieste, derribando a quienes se oponen a tu voluntad. Tú eres mi salvación, mi esperanza y mi bendición. Amén.
Oh Señor, tengo tantos enemigos;
son muchos los que están en mi contra.
2 Son tantos los que dicen:
«¡Dios no lo rescatará!».
3 Pero tú, oh Señor, eres un escudo que me rodea;
eres mi gloria, el que sostiene mi cabeza en alto.
4 Clamé al Señor,
y él me respondió desde su monte santo.
5 Me acosté y dormí,
pero me desperté a salvo,
porque el Señor me cuidaba.
6 No tengo miedo a los diez mil enemigos
que me rodean por todas partes.
7 ¡Levántate, oh Señor!
¡Rescátame, Dios mío!
¡Abofetea a todos mis enemigos!
¡Destroza los dientes de los malvados!
8 La victoria proviene de ti, oh Señor;
bendice a tu pueblo.
Tú sabes que en estos tiempos enfrento una multitud de desafíos y oposiciones. Son numerosos los que se levantan contra mí, los que dudan de tu intervención en mi vida, los que dicen que no seré salvado.
Pero en medio de esta adversidad, encuentro en ti mi refugio y mi fortaleza. Tú eres mi escudo protector, mi fuente de honor y renovación. Cuando clamo a ti en angustia, respondes desde lo más sagrado de tu presencia.
Aunque el peligro me rodee, encuentro consuelo en tu apoyo constante. En tu cuidado puedo descansar tranquilo y levantarme con renovadas fuerzas cada mañana.
No temo a las multitudes que se alzan en mi contra, porque sé que estás conmigo. Confío en que tú intervendrás en mi favor, golpeando a mis enemigos y frustrando los planes de los malvados.
Señor, te pido que actúes en mi favor, que me salves de mis adversarios. Que tu poder se manifieste, derribando a quienes se oponen a tu voluntad. Tú eres mi salvación, mi esperanza y mi bendición. Amén.
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Salmo 3 NTV
Oh Señor, tengo tantos enemigos;
son muchos los que están en mi contra.
2 Son tantos los que dicen:
«¡Dios no lo rescatará!».
3 Pero tú, oh Señor, eres un escudo que me rodea;
eres mi gloria, el que sostiene mi cabeza en alto.
4 Clamé al Señor,
y él me respondió desde su monte santo.
5 Me acosté y dormí,
pero me desperté a salvo,
porque el Señor me cuidaba.
6 No tengo miedo a los diez mil enemigos
que me rodean por todas partes.
7 ¡Levántate, oh Señor!
¡Rescátame, Dios mío!
¡Abofetea a todos mis enemigos!
¡Destroza los dientes de los malvados!
8 La victoria proviene de ti, oh Señor;
bendice a tu pueblo.
